Cada persona supera una ruptura de forma diferente. Mantenerse ocupado con la familia, salir por la noche o quedarse en casa viendo una serie favorita son estrategias para olvidar el dolor. Dejar atrás las distracciones y salir a correr puede que no sea lo que más te apetezca cuando estás deprimido. Pero la ciencia está demostrando cada vez más que cambiar las comodidades por un par de zapatillas de correr no solo te pondrá en movimiento, sino que te hará seguir adelante.

LA CIENCIA DE SEGUIR ADELANTE

La parte más dura de una ruptura es el adiós. No solo el adiós a la pareja, sino a las rutinas cómodas, a los hábitos, a los planes de futuro y a las cosas que cimentan tu realidad, que te hacen ser tú.

Tras una experiencia traumática, el cerebro se ve obligado a recablearse, formando nuevas vías y reorganizándose para hacer frente a las secuelas emocionales.
Parte de la reconexión implica la producción de proteínas que hacen crecer nuevas neuronas, los componentes básicos del cerebro. Así que todos esos tópicos sobre ‘convertirse en una persona nueva’ no son sólo una forma de hablar: una ruptura hace crecer literalmente nuevas partes de ti. Y correr puede desempeñar un papel clave.

Una rutina constante de carrera aumenta la producción de estas proteínas. Al forjar nuevas conexiones neuronales, construyes fuerza interior y resistencia. Se liberan nuevas partes de ti, lo que te permite curarte y avanzar hacia cosas mejores y más brillantes.

Y la reorganización del cerebro es sólo una parte de la historia. El subidón del corredor es una reacción química que te da esa sensación de euforia durante la carrera, y cuyos efectos positivos pueden tener un impacto dramático a largo plazo, ayudándote de nuevo a seguir adelante.

CURACIÓN EN MOVIMIENTO

También se ha demostrado que correr es una excelente forma de recuperar la sensación de control.

Salir ahí fuera y equiparse puede ser duro. Al hacerlo día tras día, estableces una cadencia positiva en tu vida. Un ritmo ascendente que rompe la sensación de impotencia y de ‘caída en espiral’.
Correr es un tipo de mediación en movimiento. Cuando estás en casa, repitiendo una y otra vez viejas conversaciones y recuerdos, puede ser difícil encontrar un espacio en el que concentrarte. Pero en la carretera, sintiendo el fuego en las fibras musculares, oyendo el latido de cada corazón, puedes alcanzar una mayor sensación de atención plena.

Y, por supuesto, correr no tiene por qué ser un deporte en solitario. Los clubes de corredores están de moda, lo que significa que nunca ha sido tan fácil salir, conocer gente nueva y formar parte de la comunidad de corredores.

SEGUIR AVANZANDO

La curación nunca es un sprint. Puede ser duro, y seguro que hay resbalones y caídas en el camino.

Hay que ser valiente para establecer una rutina de carrera, y aún más valiente para mantenerla. Pero a medida que avances, surgirá una nueva versión de ti, más fuerte y positiva.

Con cada milla que apilas, más cerca estás de alcanzar un futuro mejor. Así que, si estás pasando por una ruptura, átate los cordones y corre a toda velocidad. Disfruta de esos momentos de atención plena. Y déjate llevar por el subidón del corredor.

UN ALTO QUE MERECE LA PENA PERSEGUIR

Un sprint a las 5 de la mañana antes de que se despierten los niños. Una sesión en la cinta de correr ‘técnicamente todavía funciona’. Una vuelta al anochecer, cuando el resto del mundo se está apagando. Sea como sea, los corredores siempre lo consiguen, porque el subidón merece la pena. Así que lánzate.