Implacable, con los pies en la tierra, intrépido. Esa es la mejor manera de describirle. En la pista, es conocido por su intensidad en los entrenamientos, su claridad en la competición y sus momentos inolvidables. Uno de esos momentos fue su celebración tras el récord mundial de Tokio 2021un grito, una camiseta hecha jirones, pura emoción. En el podcast, Colin Jackson lo recordó inmediatamente: “Lo más probable es que se le conozca por arrancarse la camiseta”, se rió. El propio Warholm se lo toma a la ligera: para él, no es un ritual, sino el desahogo tras una carrera en la que lo ha dado todo.

La carrera de su vida

Aquella carrera de Tokio 2021 fue la carrera de su vida: 45,94 segundos en 400 metros vallas, un tiempo que nadie había creído posible. “Pensé que tenía que estar mal. Pero sinceramente: ese día sólo se trataba de ganar”.” El hecho de que se convirtiera en récord mundial fue el resultado de años de trabajo meticuloso y de un momento en el que todo encajó.

Su carrera podría haber sido muy distinta. Durante mucho tiempo, Warholm fue un multieventor, probando fútbol, decatlón, carreras de velocidad y vallas. “Para mí siempre se trató de hacer de todo. Me encanta competir, ahí es donde empezó todo”.” dice en el podcast. Solo cuando pasó a entrenar a Leif Olav Alnes en Oslo en 2015, la decisión cayó a favor de los 400 metros vallas. “Sólo quería el camino más rápido a la cima,” dice. Apenas un año después, estaba en los Juegos Olímpicos de Río, y en 2017 se proclamó campeón del mundo en Londres. Incluso él se sorprendió de lo rápido que sucedió todo.

“Bien hecho es mejor que bien dicho”

Desde entonces, Warholm ha vivido a un ritmo sin apenas pausas. Diez años casi sin vacaciones, a menudo de vuelta a los entrenamientos apenas cinco días después de un gran título. “Bien hecho es mejor que bien dicho”.” cita a su entrenador en el podcast - y vive exactamente de acuerdo con eso. Las palabras importan poco, lo que cuenta es el tiempo que marca el reloj en la línea de meta.

Pero Warholm también conoce los contratiempos. En 2022 se rompió un músculo en su primera carrera de la temporada, y aun así participó en los Campeonatos del Mundo. Su lema no ha cambiado: “No tengo miedo a perder. Sólo temo no mejorar”.” Ha superado las lesiones y ahora también el quinto puesto en Tokio. Para Warholm, lo importante no es un único resultado, sino la actitud de demostrar siempre lo que vale una y otra vez.

En tierra más allá de la pista

Fuera de la pista, Warholm mantiene los pies en la tierra. Sigue viviendo con su pareja y amigos de su ciudad natal y habla abiertamente en el podcast de lo importantes que son para él esas raíces. Y tiene una pasión inusual: Lego - un contrapeso a la intensidad del entrenamiento, una pequeña vuelta a la calma. “En un mundo lleno de distracciones, es casi como un reset”.” dice.

Warholm no se define por los títulos, sino por la forma en que se los ha ganado. Desde 2019, Karsten Warholm forma parte de la familia PUMA. Sigue siendo implacable en el entrenamiento, con los pies en la tierra en la vida diaria y sin miedo en la competición. Eso es lo que le convierte en un atleta que no sólo da forma a las carreras, sino que también hace visible el espíritu de PUMA.