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Muévete al ritmo

Sincroniza tus movimientos con la música.
28 de noviembre de 2018
Preparar una lista de reproducción antes de ir al gimnasio es algo natural para muchos de nosotros, pero ¿alguna vez te has preguntado por qué tus canciones favoritas te dan ese empujón extra durante el entrenamiento? A continuación te explicamos cómo la música cambia la conexión entre la mente y el cuerpo durante el ejercicio y por qué la música y el ejercicio son una combinación perfecta.

La música se compone de ondas sonoras que entran en el canal auditivo y hacen vibrar las membranas, lo que transmite un mensaje a los nervios del cerebro. La percepción de la música involucra muchas regiones diferentes del cerebro, pero hay conexiones directas entre las neuronas auditivas y motoras.La investigación sobre la relación entre la música y el movimiento, y cómo se puede utilizar para mejorar los entrenamientos, ha aumentado considerablemente en la última década. A nivel fisiológico, estas pequeñas vibraciones son en realidad bastante potente. Los científicos han observado cómo la música puede:
  • Frecuencia cardíaca moderada
  • Disminuir la presión arterial
  • Reducir el estrés físico y mental.
  • Cambiar la tasa metabólica
  • Reducir la fatiga
  • Reducir el oxígeno necesario para realizar esfuerzos físicos.

Sí, eso está muy bien. Pero, ¿cómo ocurre esto? Veamos...

 

Sincronización

La mayoría de nosotros nos hemos sorprendido a nosotros mismos marcando el ritmo sin siquiera darnos cuenta; esto se conoce como respuesta rítmica. Tu cerebro comienza a sincronizarse con las ondas sonoras sin que tú seas consciente de ello. A medida que Adapta tus movimientos al ritmo de tu canción favorita., rindes más eficazmente y con mayor regularidad, lo que se traduce en una mayor resistencia y un mejor rendimiento. El tempo influye en este efecto: un mayor número de pulsaciones por minuto (ppm) se reflejará en tu frecuencia cardíaca. El simple hecho de aumentar las ppm puede potenciar tu máximo rendimiento. Por otro lado, la música de ritmo más lento puede refinar tus movimientos, ayudarte a moderar tu respiración y coordinación, y proporcionar un entrenamiento más relajante en general.

Cómo hackear esto: Las investigaciones demuestran que un rango de tempo de entre 120 y 145 bpm es el preferido para la mayoría de los ejercicios, ya que permite un nivel óptimo de estimulación. Además, cualquier ritmo constante es ideal para el trabajo de resistencia, ya que te permite seguir un ritmo regular. Aplicaciones como Spotify te permiten elegir canciones que se adaptan a tu actividad e incluso puedes Ordena tu música según el tempo., volumen y energía.

 

Distracción positiva

Aunque todos nos sentimos muy bien después de un entrenamiento intenso, durante la sesión en sí puede ser realmente duro. Los músculos te duelen, el corazón te late con fuerza mientras exploras tus límites y superas el cansancio. El cuerpo reconoce estas señales de advertencia del esfuerzo y te pide que reduzcas el ritmo, pero la música es capaz de competir con esta respuesta fisiológica. La música toma tu mente de la dificultad del acto.

Los estudios demuestran que escuchar música puede aumentar el rendimiento hasta en un 15 %. Tus canciones te permiten concentrarte en otra cosa, y las canciones alegres en particular pueden animarte a disfrutar del entrenamiento más, incluso cuando te exiges más que antes.

 

Mejora emocional

Tus ritmos favoritos trabajan duro, desencadenar emociones positivas y disminuyendo tu percepción de los aspectos negativos, lo que en general te ayuda a esforzarte al máximo. Al mejorar tu estado de ánimo, aumenta tu perspectiva y disfrute del ejercicio físico y disminuye tu concentración en el agotamiento. Además, la música puede transmitir mensajes o connotaciones inspiradoras, lo que aumenta tu motivación para completar el entrenamiento con gran éxito.

Escuchar música agradable basada en tus preferencias personales libera dopamina en el cerebro. Esto, junto con otras endorfinas liberadas durante el ejercicio, significa un cóctel para sentirse bien para tu mente.

 

En resumen... La música es quizás una de las formas más poderosas de hackear la mente y el cuerpo. El cerebro está programado para reaccionar instintivamente a la energía de tus canciones favoritas, ya sea la potente voz de Rihanna o el clásico motivador ‘Eye of the Tiger’.

Entrena más duro, corre mejor, pedalea más rápido y rinde más con tu iPod en la mano. Daft Punk estaría orgulloso.

Imagen de IStock/RossHelen

Mejora emocional

Escuchar música agradable basada en tus preferencias personales libera dopamina en el cerebro. Esto, junto con otras endorfinas liberadas durante el ejercicio, significa un cóctel para sentirse bien para tu mente.

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