Cómo el ejercicio puede ayudarte a procesar las emociones
Solo muévelo
1 de diciembre de 2024
Las emociones son dinámicas, están destinadas a moverse. Cuando nos disociamos o intentamos restringir nuestros sentimientos, esta energía emocional puede estancarse y acumularse en nuestro cuerpo, lo que provoca tensión física que puede derivar en problemas más crónicos. Por suerte, el ejercicio es una herramienta poderosa para procesar las emociones y ayudarnos (literalmente) a mover nuestros sentimientos.
La conexión entre la mente y el cuerpo
La mente y el cuerpo están entrelazados, influyéndose constantemente el uno al otro. Por lo tanto, las emociones no son solo conceptos abstractos: dejan una huella física en el cuerpo y tienen componentes fisiológicos y biológicos claros.
Las investigaciones en curso demuestran que las emociones o traumas no resueltos pueden almacenarse en el inconsciente y afectar al cuerpo de diversas maneras, desde cambios posturales hasta problemas de salud generales y dolencias crónicas. El movimiento intencional ofrece una forma de aprovechar esta conexión entre la mente y el cuerpo y explorar tus emociones desde una perspectiva más encarnada.
Es importante señalar que este enfoque somático no consiste en ignorar o evitar lo que se siente. En cambio, la idea es crear un espacio para que tus emociones se muevan formando un contenedor dentro de tu cuerpo que se sienta lo suficientemente seguro y fuerte como para Siente tus sentimientos.
La mente y el cuerpo están entrelazados, influyéndose constantemente el uno al otro. Por lo tanto, las emociones no son solo conceptos abstractos: dejan una huella física en el cuerpo y tienen componentes fisiológicos y biológicos claros.
Las investigaciones en curso demuestran que las emociones o traumas no resueltos pueden almacenarse en el inconsciente y afectar al cuerpo de diversas maneras, desde cambios posturales hasta problemas de salud generales y dolencias crónicas. El movimiento intencional ofrece una forma de aprovechar esta conexión entre la mente y el cuerpo y explorar tus emociones desde una perspectiva más encarnada.
Es importante señalar que este enfoque somático no consiste en ignorar o evitar lo que se siente. En cambio, la idea es crear un espacio para que tus emociones se muevan formando un contenedor dentro de tu cuerpo que se sienta lo suficientemente seguro y fuerte como para Siente tus sentimientos.
Por qué mover el cuerpo mueve la mente
El ejercicio es una técnica excelente para procesar las emociones, ya que involucra y activa tanto el cuerpo como el cerebro. A nivel neurológico, cuando haces ejercicio, tu cerebro libera sustancias químicas que te hacen sentir bien, como endorfinas (analgésicos naturales), serotonina (mejora el estado de ánimo) y dopamina (sensación de recompensa), al tiempo que reduce los niveles de cortisol para ayudarte a sentirte más tranquilo y con mayor control.
El ejercicio también mejora el flujo sanguíneo al cerebro, lo que potencia la función cognitiva, permitiéndole pensar con mayor claridad y obtener diferentes perspectivas. Hay una gran cantidad de beneficios neurológicos que hacen del ejercicio una herramienta única para procesar emociones abrumadoras con una mentalidad más clara.
El ejercicio es una técnica excelente para procesar las emociones, ya que involucra y activa tanto el cuerpo como el cerebro. A nivel neurológico, cuando haces ejercicio, tu cerebro libera sustancias químicas que te hacen sentir bien, como endorfinas (analgésicos naturales), serotonina (mejora el estado de ánimo) y dopamina (sensación de recompensa), al tiempo que reduce los niveles de cortisol para ayudarte a sentirte más tranquilo y con mayor control.
El ejercicio también mejora el flujo sanguíneo al cerebro, lo que potencia la función cognitiva, permitiéndole pensar con mayor claridad y obtener diferentes perspectivas. Hay una gran cantidad de beneficios neurológicos que hacen del ejercicio una herramienta única para procesar emociones abrumadoras con una mentalidad más clara.
Ajustar el movimiento al estado de ánimo
La idea general de utilizar el movimiento para abordar tu estado emocional es que la actividad física no es solo una vía de escape para las emociones, sino que te ayuda a superarlas. Puedes potenciar este efecto eligiendo un ejercicio que se adapte a tu estado emocional.
Para ello, empieza por tomar conciencia de lo que sientes y dónde lo sientes en el cuerpo. A partir de ahí, puedes elegir un movimiento que te parezca adecuado para lo que estás experimentando en ese momento.. Aquí tienes algunas ideas sobre cómo adaptar tus movimientos a las emociones:
La idea general de utilizar el movimiento para abordar tu estado emocional es que la actividad física no es solo una vía de escape para las emociones, sino que te ayuda a superarlas. Puedes potenciar este efecto eligiendo un ejercicio que se adapte a tu estado emocional.
Para ello, empieza por tomar conciencia de lo que sientes y dónde lo sientes en el cuerpo. A partir de ahí, puedes elegir un movimiento que te parezca adecuado para lo que estás experimentando en ese momento.. Aquí tienes algunas ideas sobre cómo adaptar tus movimientos a las emociones:
- Para la ira o la frustración: Los entrenamientos de alta intensidad, como el boxeo, las carreras de velocidad o el levantamiento de pesas, pueden liberar la energía acumulada y ayudarte a recuperar la fuerza interior y el equilibrio.
- Para la tristeza o el cansancio: las prácticas suaves como el yoga o el tai chi pueden ayudarte a reducir el ritmo sin sucumbir al letargo, creando un espacio para procesar las emociones más intensas de una manera que resulte segura para tu sistema.
- Para la ansiedad o la inquietud: Los movimientos repetitivos y rítmicos, como montar en bicicleta o nadar, pueden ayudarte a estabilizarte y calmarte.
- Para abrumar: Los paseos por la naturaleza, los estiramientos profundos o las posturas sencillas de equilibrio pueden reconectarte con el momento presente y calmar tu sistema nervioso.
Por qué la actividad física es diferente de la evitación
A primera vista, el ejercicio podría parecer una forma de huir de las emociones difíciles. Y es cierto: como todo en la vida, incluyendo navegar por el móvil o desconectar viendo series de televisión, el ejercicio puede ser una forma de distracción. Sin embargo, cuando se aborda de forma reflexiva e intencionada, la actividad física puede convertirse en una forma de conectar con tus sentimientos y comprender más profundamente tus cambios emocionales.
Aquí hay algunas formas de distinguirlas:
Tratar el ejercicio con intencionalidad crea una oportunidad para afrontar tus sentimientos con compasión. y muévalos a través de su sistema, en lugar de evitarlos.
A primera vista, el ejercicio podría parecer una forma de huir de las emociones difíciles. Y es cierto: como todo en la vida, incluyendo navegar por el móvil o desconectar viendo series de televisión, el ejercicio puede ser una forma de distracción. Sin embargo, cuando se aborda de forma reflexiva e intencionada, la actividad física puede convertirse en una forma de conectar con tus sentimientos y comprender más profundamente tus cambios emocionales.
Aquí hay algunas formas de distinguirlas:
- Establece una intención: Antes de lanzarte a la actividad, intenta fijarte el objetivo de profundizar en lo que estás experimentando en ese momento. Esto puede hacer que dejes de centrarte en evitar los sentimientos y empieces a abordarlos.
- Sintoniza con tu cuerpo: Durante tu entrenamiento, en lugar de distraerte, intenta concentrarte y prestar atención a dónde sientes tensión o sensaciones corporales. ¿Tienes los hombros tensos? ¿Tu respiración es superficial? Tomar conciencia de estas áreas puede ayudarte a empezar a discernir las raíces emocionales de tu malestar físico y, a la inversa, sacar las rumiaciones emocionales de la mente y llevarlas al cuerpo.
- Reflexiona después: Una vez finalizada la sesión, tómate un momento para observar cualquier cambio. Es posible que las emociones que antes te abrumaban ahora te resulten más manejables o que tengas una nueva perspectiva sobre la situación.
Tratar el ejercicio con intencionalidad crea una oportunidad para afrontar tus sentimientos con compasión. y muévalos a través de su sistema, en lugar de evitarlos.
Creación de un plan de procesamiento emocional
Crear una rutina que favorezca tu bienestar emocional no tiene por qué ser complicado. Puedes probar este sencillo marco para empezar:
Este tipo de trabajo somático no consiste en alcanzar la perfección, sino en crear una vía de escape que ayude a regular tanto tu bienestar emocional como físico.. Cuanto más practiques, más te darás cuenta de que el movimiento se convierte en una herramienta fiable y accesible para afrontar los altibajos de la vida.
Crear una rutina que favorezca tu bienestar emocional no tiene por qué ser complicado. Puedes probar este sencillo marco para empezar:
- Registro de entrada: Tómate un momento para identificar tu estado emocional actual. Intenta nombrar la emoción para centrarte en ella.
- Muévete con intención: Elige un ejercicio o entrenamiento que se adapte a cómo te sientes.
- Incorporar la atención plena: Mientras te concentras en tu respiración, el ritmo de tus pasos o las sensaciones en tus músculos. Esto te mantiene anclado y te ayuda a profundizar en la experiencia.
- Cerrar con reflexión: Tómate unos minutos para escribir en tu diario o meditar después de tu entrenamiento para procesar cualquier idea que hayas tenido, o toma nota de los cambios en tu estado de ánimo.
Este tipo de trabajo somático no consiste en alcanzar la perfección, sino en crear una vía de escape que ayude a regular tanto tu bienestar emocional como físico.. Cuanto más practiques, más te darás cuenta de que el movimiento se convierte en una herramienta fiable y accesible para afrontar los altibajos de la vida.
Conclusión: práctica real
Así que terminemos con un ejemplo cotidiano de cómo utilizar el ejercicio para ayudar a procesar tus emociones.
Imagina que te sientes estresado después de un largo y tenso día de trabajo en el que tu jefe se enfadó contigo por no cumplir un plazo. Tienes los hombros tensos, la mente acelerada y parece que no puedes relajarte. Así es como el ejercicio puede ayudarte a procesar este estado emocional:
Así que terminemos con un ejemplo cotidiano de cómo utilizar el ejercicio para ayudar a procesar tus emociones.
Imagina que te sientes estresado después de un largo y tenso día de trabajo en el que tu jefe se enfadó contigo por no cumplir un plazo. Tienes los hombros tensos, la mente acelerada y parece que no puedes relajarte. Así es como el ejercicio puede ayudarte a procesar este estado emocional:
- Empieza por reconocer lo que sientes: “Me siento abrumado y tenso. Tengo los hombros tensos y aprieto la mandíbula”.”
- Then Elige una actividad: Quizás prefieras dar un paseo rápido por el parque o practicar yoga suave.
- Manténgase presente mientras se mueve: Durante la caminata, es posible que notes que tu respiración se vuelve más lenta y constante, tu pecho está menos tenso y tu mandíbula se relaja. Con cada paso, empiezas a sentirte menos “nervioso”.”
- Reflexiona después: Después de 20 minutos caminando, tus hombros se han relajado y la tensión ha disminuido. Quizás el ejercicio incluso te haya ayudado a despejar la mente y te haya permitido comprender por qué se acumula tanto estrés en el trabajo y qué es lo que tu jefe provoca en ti.
Kristine Mitchell es una periodista independiente cuyo trabajo explora la cultura global, la expresión creativa y las pautas que observa en el mundo que la rodea.
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