La inflamación es una señal de que tu cuerpo está luchando contra algo e intentando curarse a sí mismo. Es parte de un proceso que repara las heridas y previene las infecciones, pero cuando se convierte en un estado prolongado, la inflamación es en realidad un gran problema y desempeña un papel importante en algunas enfermedades graves. Conocer cómo funciona la inflamación y cómo una dieta y un estilo de vida equilibrados pueden moderarla es un aspecto importante para mantener la salud.

Entonces, ¿qué es la inflamación?

La inflamación es una respuesta biológica compleja a lo que el cuerpo considera perjudicial.. Es una parte vital del sistema inmunitario, ya que le permite responder rápidamente a lesiones e infecciones.

El problema surge cuando este proceso inflamatorio se prolonga demasiado tiempo., o si la respuesta inflamatoria se desencadena en lugares donde no es necesaria. Este tipo de inflamación puede estar relacionada con ciertas enfermedades y puede provocar trastornos autoinmunitarios, como la artritis reumatoide.

Pero, ¿cuál es la diferencia entre los dos estados?

Agudo

Por lo general, es fácil saber si se está sufriendo una inflamación aguda. Se nota cuando se tuerce un tobillo, se tiene dolor de garganta o incluso un corte con papel: la inflamación aguda es natural y forma parte de las funciones saludables del organismo.

Es un respuesta a corto plazo, que generalmente solo afecta al área local alrededor del problema. Los signos de este tipo de inflamación incluyen enrojecimiento, calor, hinchazón y, potencialmente, dolor y pérdida de función..

Con la inflamación aguda, los vasos sanguíneos se dilatan, lo que aumenta el flujo y hace que los glóbulos blancos se envíen a la zona lesionada. Esto es lo que hace que la zona localizada se enrojezca e hinche. Los tejidos dañados liberan sustancias químicas llamadas citoquinas, que actúan como luces de emergencia, dirigiendo las células inmunitarias, los nutrientes y cualquier otra cosa que el cuerpo necesite enviar a la zona problemática.

A medida que el cuerpo se cura, la inflamación aguda remite.

Crónico

La inflamación crónica es otra historia. Este tipo de proceso es como si todo tu sistema inmunológico estuviera permanentemente ‘activado’. La alteración constante puede causar efectos a largo plazo y en todo el cuerpo. Puede desencadenarse cuando el cuerpo percibe una amenaza interna, aunque no exista, lo que hace que el sistema inmunitario envíe un enjambre de glóbulos blancos. Sin embargo, al no haber nada que atacar, estos acaban atacando a los órganos internos u otras células sanas.

Tu cuerpo no está hecho para este tipo de estrés constante y lucha interna, y queda más susceptible a toda una serie de problemas. Se cree que la inflamación crónica es una de las principales causas de enfermedades, envejecimiento prematuro y dolencias. Se encuentra en la raíz de enfermedades cardíacas, asma, artritis, osteoporosis, acné e incluso depresión.

Cómo identificarlo

Algunas formas de detectar la inflamación crónica incluyen:

• Problemas digestivos como hinchazón, gases o estreñimiento.
• Fatiga crónica
• Problemas cutáneos, como el eccema y la psoriasis, que reaparecen continuamente.
• Alergias, ojos llorosos y secreción nasal.
• Cara/ojos hinchados
• Depresión, ansiedad y confusión mental
• El exceso de peso alrededor de la cintura y el abdomen que no puedes eliminar.

Cómo superarlo

Una dieta antiinflamatoria puede ser útil si sientes que sufres de inflamación leve. Esto puede significar eliminar los alimentos azucarados y los carbohidratos refinados, así como evitar los alimentos con alto contenido en grasas saturadas y trans. (carnes rojas, productos lácteos, etc.).

En su lugar, concéntrese en incorporar algunos alimentos antiinflamatorios a su dieta. Se ha demostrado que los ácidos grasos omega-3 ayudan a reducir los ataques de los glóbulos blancos. Las plantas son sus mejores aliadas: las frutas y verduras están llenas de elementos antiinflamatorios como el magnesio y los carotenoides. Otros alimentos que pueden salvarle la vida son las cebollas, el ajo, las espinacas, el brócoli y especias como el jengibre y, especialmente, la cúrcuma.

¡Pon tu cuerpo en movimiento! Como siempre, El ejercicio moderado y regular es clave., y realmente ayuda a reducir la inflamación.

Por último, los estudios demuestran que mejorar el estado de ánimo puede tener un efecto positivo sobre la inflamación crónica. Reducir cualquier tipo de estrés contribuye en gran medida a combatir la inflamación.