¿Cuál fue su primer club de fútbol y cuándo se dio cuenta de que quería jugar profesionalmente?
Ines: Creo que nunca me di cuenta de que quería jugar profesionalmente porque para mí siempre fue un sueño. Me encanta el fútbol y toda mi familia también juega: mis hermanos, mi abuelo, mi padre, todos. Por eso para mí era agradable practicar fútbol todos los días. Aunque no sea en un club, sino simplemente con mis amigos, disfruto con ello. Creo que el momento en que me di cuenta de que tal vez podría jugar profesionalmente fue cuando fui al INSEP (Instituto Nacional del Deporte, la Especialización y el Rendimiento) en Francia. Sólo seleccionan a los cinco mejores jugadores de tu generación, y yo estaba entre esos cinco. Fue entonces cuando pensé que tal vez podría llegar a ser profesional. Algo que empezó como un sueño, y de repente estaba allí.

Empecé a jugar en el FC Martigues, donde nací, cuando tenía cinco años. Cuando empecé sólo jugaba con los chicos y eso duró mucho tiempo., Creo que unos 10 o 12 años. Era muy bonito, sobre todo cuando disfrutaba, siempre estaba sonriendo. También es muy bueno para la progresión: es muy bueno jugar al fútbol cuando eres muy joven porque aprendes el tipo de fútbol más auténtico.

¿Tiene alguna superstición o ritual antes de los partidos?
Ines: Soy musulmán, así que rezo mucho. Creo que cuando tengo a Dios conmigo, todo puede ir bien. En realidad no tengo ningún ritual y no me importa mucho lo que como antes de los partidos, ¡me gusta todo! Plátanos, pasta, ñoquis, spätzle bávaro... Me encanta el spätzle, ¡podría comerlo todos los días!

¿Cuál es su visión del fútbol femenino?
Ines: Hemos visto algunos progresos, pero Espero que progrese aún más rápido, porque no creo que vaya tan rápido como queremos. Por ejemplo, el Mundial de Francia tuvo un impulso durante el periodo de la Copa del Mundo, pero la euforia no continuó después. Creo que otros países como Inglaterra, España o Alemania van mucho más rápido. Lo vemos en los estadios que se están llenando, en el esfuerzo que se está haciendo. Y hay entusiasmo detrás de todo el fútbol femenino, no es sólo “aquí hay mujeres que juegan al fútbol”, es como un club de verdad: hay seguidores, hay hinchas. Nunca he visto un club, por ejemplo el Bayern, en el que juguemos a seis horas de distancia y los aficionados vengan a vernos, nos apoyen y se diviertan. Realmente hay pasión, en muchos clubes, pero creo que podría ser incluso más. Hay que seguir poniendo todos los medios que haya y empujando por las mujeres. Creo que de todo esto se puede sacar mucho más.

¿Qué consejos da a los jóvenes? ¿chicas que quieren ser futbolistas profesionales?
Ines: Tengo sobrinos y juegan al fútbol. Y cuando juegan siempre dicen “¡lo hago como tú, tía!”. Cuando hablo con ellos, les digo que hagan lo que quieran y si no les gusta el fútbol, que cambien y hagan lo que quieran, baloncesto, tenis, lo que sea. Pero si les gusta el fútbol, ¡que lo disfruten! No pienses en que tienes que rendir o ser el mejor, o hacer siempre lo que dice tu entrenador o tu madre. No te preocupes por eso: simplemente juega al fútbol. Haz tu trabajo, escucha los consejos del entrenador y todo lo demás, pero juega al fútbol y entonces podrás ser tú mismo. Cree en tu sueño.

¿Cuál fue su primer club de fútbol y cuándo se dio cuenta de que quería jugar profesionalmente?

Sam: En realidad empecé a jugar al fútbol bastante tarde. Antes practicaba un deporte llamado curling y no me apunté a un equipo de fútbol hasta los 12 años. Llegué tarde. El primer equipo al que me uní fue el Falkirk FC de mi localidad, y de ahí pasamos al Central Woman. Entonces estaba en una escuela de fútbol en Escocia, y después me quiso el Glasgow City, un gran club y el mejor equipo de Escocia en aquella época. Al principio pensé que ni loca me iba, estaba muy a gusto donde estaba. Pero mi entrenador me dijo que era demasiado bueno para estar donde estaba y que tenía que irme. Así que me uní al Glasgow City cuando tenía 16 años y jugué profesionalmente en Escocia hasta los 24: cinco años en el Glasgow City y luego me fui al Rangers mis dos últimos años. Y a partir del verano del año pasado vine al Bayern de Múnich.

¿Qué tal le va en el Bayern de Múnich?

Sam: ¡Es increíble! El nivel es increíble. Los jugadores con los que entrenas, la competencia es altísima. Nunca es un partido fácil, lo cual es increíble. Y la afición... ¡todo! A veces es una locura que no te lo puedes creer. Estar en un país diferente, aprender una cultura diferente, un idioma diferente... al principio puede parecer tan surrealista, pero puedo decir que lo he hecho y que es una experiencia increíble. Estoy muy contenta de estar aquí.

¿Cuál es su visión del fútbol femenino?

Sam:  Creo que en los últimos diez años, el fútbol femenino ha progresado de forma asombrosa. Incluso se nota: por ejemplo, fíjense en la selección femenina de Inglaterra, en la afluencia de público: está sobresaliendo mucho y hay mucho crecimiento. Espero que sigamos prestando más atención a los medios de comunicación y que demos más igualdad al fútbol femenino en aspectos como el mercado de fichajes. Ahora se está pareciendo un poco al fútbol masculino, obviamente no con la cantidad de dinero que tienen los hombres, pero va en la dirección correcta. Cuanto más expertos y comentaristas tenemos, por ejemplo, un gran nombre como Ian Wright, del fútbol masculino, está comentando el fútbol femenino. Y también tenemos comentaristas femeninas, como Alex Scott, que comentan el fútbol masculino. De modo que se está uniendo y fusionando, pero, obviamente, al mismo tiempo está completamente separado. Creo que está progresando mucho y que deberíamos seguir apoyándolo e invirtiendo en él.

No siempre tiene que tratarse de fútbol, sino también de marcas y patrocinios. Verá empresas como PUMA, que invierten y cuidan a sus atletas y promueven a las mujeres deportistas. No se trata sólo de fútbol, sino de los ídolos del fútbol femenino, lo cual me parece increíble. Cuanto más crezcamos en esto y más invirtamos en ello, más recibiremos a cambio.

¿Cuál fue su primer club de fútbol y cuándo se dio cuenta de que quería jugar profesionalmente?
Kathi: Me afilié a mi primer club, el SV Rothenthurn, un club de un pequeño pueblo de Austria, cuando tenía unos 6 años. Jugaba en un equipo con chicos, lo que era normal para muchas chicas en aquella época. Esos fueron mis primeros pasos, y desde luego no pensaba que me llevaría a una carrera profesional. Sólo era algo divertido que me gustaba hacer con mis amigas. Pero, poco a poco, a través de la escuela y los centros de formación y otras oportunidades, jugué con la idea de hacerme profesional. Pölten, una academia femenina, la primera de Austria en aquella época, me demostró que realmente quería ser profesional. Luego pude hacer la transición a las selecciones nacionales de la U y eso me consolidó.

¿Cuál es su visión del fútbol femenino?
Kathi: Espero que siga yendo como en los últimos años. Creo que las cosas se han puesto cuesta arriba muy rápidamente, aunque al principio costó un poco. Los dos últimos años han mostrado un gran cambio en cuanto a presencia y número de espectadores. El interés ha aumentado, independientemente de que esté relacionado con los medios de comunicación o los patrocinadores. Creo que han pasado muchas cosas y que sería posible mantener este impulso, más aún aquí en Alemania.

¿Qué consejo daría a las jóvenes que quieren ser futbolistas profesionales?
Kathi: No creo que haya una sola manera de convertirse en futbolista profesional. Existe ese camino que uno se imagina, ir a una academia y progresar a partir de ahí, pero hay otras maneras. Es importante divertirse y tener paciencia. Es algo que tuve que aprender con el tiempo. No todo el mundo va a entender tus sueños y no pasa nada. Lo más importante es que creas en ti mismo, en tus puntos fuertes y en tus sueños. Creo que eso es lo que le diría a todas las chicas.

¿Tiene alguna superstición o ritual antes de los partidos?
Kathi: Yo no diría que hago nada especial. Sí tengo un collar de mi bautizo, que me regaló mi abuela entonces. Siempre lo cuelgo con mi camiseta. Es lo primero que me pongo y de alguna manera tengo la sensación de que ella está ahí conmigo. No pasa nada si me olvido el collar, pero sigue siendo importante para mí tenerlo cerca.