La mayoría de nosotros estamos acostumbrados a llevar una vida acelerada. Hacer malabarismos con el trabajo, la vida social, las obligaciones cotidianas y la presión (autoimpuesta) para rendir puede resultar agotador. Cuando sentirse agotado se convierte en la norma, el deseo de tomarse un descanso parece inevitable. ¿Sientes tú también que necesitas un descanso? La palabra mágica podría ser “mindfulness”.
No existe una definición de mindfulness en los libros de texto. En esencia, mindfulness significa estar plenamente presente. Además, describe un estado de estar “en el momento”, realmente consciente de los sentimientos, pensamientos y acontecimientos externos. Para la mayoría de las personas, esto dista mucho de ser algo natural. Preocuparse por el mañana, reflexionar sobre el ayer, repasar la lista de tareas pendientes... es el tipo de reflexión interiorizada que nos saca del momento. Practicar la atención plena puede ayudarnos a mantener a raya el estrés diario. La Dra. Britta Hölzel, neurocientífica y psicóloga cualificada del Instituto de Atención Plena y Mediación de Múnich, nos lo explica con más detalle: “Mediante la práctica sistemática, la atención plena puede ayudarnos a permanecer centrados en lo importante a pesar de las distracciones, a mantener el equilibrio ante situaciones desafiantes y a actuar desde un lugar de mayor creatividad y compasión en el acelerado mundo actual”.
La atención plena está directamente relacionada con la meditación. Meditación procede del latín “meditatio”, que significa “contemplar” o “reflexionar”. La práctica de la meditación tiene por objeto promover la atención plena y la serenidad a través de un amplio conjunto de ejercicios de concentración y conciencia, por ejemplo, mediante la respiración controlada. Millones de personas en todo el mundo confían en la meditación, y empresas como PUMA se han dado cuenta de los beneficios potenciales que la meditación regular puede ofrecer a sus empleados. Roman Klein, Director de Recursos Humanos y Desarrollo Estratégico de RRHH de PUMA, subraya que “los efectos de una práctica regular de la meditación son: pensar y actuar con claridad, más energía y creatividad, mayor capacidad de concentración, más paciencia y empatía, así como pensamiento positivo“.
La meditación tiene su raíces en la antigua India. Su origen exacto es objeto de debate. Los primeros testimonios escritos sobre la meditación se remontan al año 1.500 a.C. y están relacionados con la filosofía hindú del vedantismo. Otras formas de meditación surgieron cientos de años después, entre 600 y 500 a.C., en la China taoísta y la India budista. Las prácticas similares a la meditación también eran comunes en el cristianismo medieval, pero finalmente se prohibieron.
Tuvieron que pasar muchos siglos para que la meditación, el yoga y otras prácticas tradicionalmente orientales se convirtieran en el centro de atención de las sociedades occidentales. Especialmente durante las décadas de 1960 y 1970, las enseñanzas espirituales y filosóficas arraigada en el hinduismo y el budismo se hizo muy popular en la cultura occidental dominante. Jon Kabat-Zinn, biólogo molecular estadounidense, es considerado el padre de la práctica moderna de la atención plena en las culturas occidentales. En la década de 1970 desarrolló la reducción del estrés basada en la atención plena (MBSE, por sus siglas en inglés), un programa que se sigue practicando hoy en día. A través de la meditación, el yoga y el llamado “escaneo corporal”, los participantes aprenden a reducir el estrés mediante la conciencia mental.
Puede que el mindfulness esté “de moda”, pero en realidad el concepto tiene impresionante respaldo científico. Como explica la Dra. Britta Hölzel: “Las investigaciones de los últimos años sugieren que la práctica de mindfulness tiene efectos beneficiosos sobre la salud física y mental y el bienestar. La investigación en neurociencia ha demostrado que el entrenamiento en mindfulness va acompañado de cambios en la estructura y función de las regiones cerebrales que apoyan los procesos de autorregulación, lo que permite comprender los mecanismos de acción potencialmente subyacentes”.
Supongamos que no te encuentras en un año sabático o en un retiro de yoga en la India: ¿cómo puedes empezar? Irónicamente, las aplicaciones son una forma estupenda de empezar a reconectar contigo mismo y practicar la atención plena. Hemos elaborado una lista de aplicaciones que pueden ayudarte a desestresarte, aliviar la ansiedad e iniciarte en la meditación:
Espacio para la cabeza
Headspace promete “meditación guiada y atención plena”. Es ideal para principiantes y ofrece un paquete básico gratuito que “te guía a través de los fundamentos de la meditación”.
Calma
Calm está pensada para ayudarte a meditar, relajarte y dormir mejor. La aplicación ofrece, entre otras cosas, historias relajantes para conciliar el sueño.
Buddhify
Buddhify seduce con un “enfoque auténtico de la atención plena moderna”. La aplicación ofrece una serie de meditaciones personalizadas, dependiendo de dónde te encuentres (por ejemplo, en casa, en una pausa en el trabajo o paseando por la ciudad) o de lo que estés afrontando en ese momento, como sentirte estresado.
Parar, respirar y pensar
Stop, Breathe & Think te anima a “encontrar la paz en cualquier lugar”. La app incluye (pero no se limita a) meditaciones ordenadas por determinados temas y emociones, como la gratitud, la bondad, la compasión, el perdón o la alegría.
Tanto si decides empezar tu viaje de mindfulness con una aplicación como si no, te animamos a que lo pruebes y experimentes los beneficios de meditar con regularidad.
Imagen de wingmar/iStock
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